“Hay un vínculo secreto entre la lentitud y la memoria, entre la velocidad y el olvido. El grado de lentitud es directamente proporcional a la intensidad de la memoria; el grado de velocidad es directamente proporcional a la intensidad del olvido”, escribió Milan Kundera.
Por eso, para no olvidar lo realmente importante, cuidamos de terminar cada día de manera sosegada y lenta, nos despertamos y preparamos para afrontar un nuevo día con calma, y vamos activando frenos cada vez que notamos que la velocidad no es la que debe ser.
Por eso aprendemos a vivir lento: para vivir intensamente bien.
¡Feliz día equipo!
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